Privado por razones geográficas e históricas de una denominación de origen que pudiera otorgarle renombre, el vino es parte de la tradición de Aguascalientes desde la fundación del estado en el siglo XVI y se mantuvo como un símbolo hasta que los hábitos de consumo en la región inclinaron la balanza a favor del tequila y el mezcal.
La fortaleza del estado radica en que los productores han logrado cultivar con éxito una vasta variedad de uvas, aunque ven como una utopía conseguir una etiqueta que certifique la calidad de su producción debido a los requisitos para obtener una denominación de origen o un reconocimiento de indicación geográfica protegida.
Aguascalientes es una de las 11 entidades federativas de México en las que se producen uva y vinos; alrededor de 1790 llegó a ser el segundo mayor productor de vid en el país, según registros históricos en los que se señala que la mayor parte de la cosecha se transformaba en conservas llamadas uvates; pocas uvas se consumían frescas y la menor parte se utilizaba para producir vino tinto.
El estado, históricamente, ha sido uno de los productores más constantes en México, junto con Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y Querétaro.
La época dorada de la viticultura en la entidad se remonta a la década de 1950, cuando fue creada la compañía vinícola en el estado, que inició la producción en los viñedos de Guadalupe, La Chiquita y Rivier.
Para la década de 1960, Aguascalientes tenía 28 viticultoras y las más grandes eran Domecq y Valle Redondo. Como en siglos anteriores, la variedad de uvas cultivadas era diversa.
Las diferentes variedades de uvas que los viticultores han logrado cultivar, originarias de diferentes regiones del mundo, enriquecen la cultura del vino en la región y son la causa de que haya iniciativas para que el vino mexicano sea reconocido más allá de las fronteras del país. Por esto, organismos como la Secretaría de Turismo impulsan el fomento de la producción.
Desde 2005 se reactivó la actividad vitivinícola en la entidad para impulsar la economía, con participación y apoyo de la mencionada secretaría y casas que han ganado prestigio progresivamente, como Bodegas Origen, Hacienda de Letras, Vinícola Santa Elena y Valle Redondo.
Pese a que ha habido logros y reconocimientos a algunas etiquetas, no existen características que permitan dotar al producto de una indicación geográfica protegida o una denominación de origen, por lo que se dificulta dar a conocer la calidad del producto.
Las indicaciones geográficas protegidas y las denominaciones de origen tienen una diferencia sutil cada una respecto a la otra: son derechos de propiedad industrial con los que se identifica a un producto como originario de un país o una región, si su calidad, reputación u otras características específicas se atribuyen al origen geográfico.
Para otorgar una indicación geográfica protegida o una denominación de origen a un producto se toman en consideración factores naturales y humanos que afectan las características finales.
En el caso de los vinos, que un producto sea catalogado con una indicación geográfica protegida es sólo el primer paso para que se le conceda una certificación de denominación de origen. Posteriormente, los organismos responsables estudian otra serie de variables para conceder la denominación:
Las denominaciones de origen, para el caso de los vinos, se originaron en Europa y son concedidas por organismos que regula la Unión Europea de acuerdo con los requisitos establecidos y la supervisión de consejos regionales en cada país de influencia.
En México no existe, hoy en día, una denominación de origen para los vinos; la superficie destinada a cultivo de vid es limitada y no hay una tipicidad o una larga tradición que identifique la producción como una actividad característica.
Aunque en México hay bebidas más características, los empresarios que poseen viñedos en Baja California y Querétaro han obtenido reconocimiento por las mezclas que elaboran con la uva. En Aguascalientes hay quienes tratan de seguir sus pasos y cumplen el proceso de registro para la producción de vino con marcas propias, para lo que necesitan:
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